Cuando Carlos y yo tocábamos en la calle viajando por Europa, no pedíamos dinero a nadie. El público, voluntariamente, agradecía y valoraba ofreciendo dinero para que pudiéramos pagar nuestro viaje. No éramos demasiado buenos.
El buen artista no obliga a su público a pagarle.
El arte es de todos y su esencia es libre. Aquellos que disfrutamos de él, aplaudimos y agradecemos con reverencia.
¿Se puede vivir de agradecimientos? Estoy completamente seguro de que sí, de que existe la fórmula, no para hacerse multimillonario, pero sí para vivir disfrutando de tu pasión y haciendo disfrutar a los demás.
El núcleo de Internet tiene alas, su alma es la de un hippie metido de ácido practicando el amor libre. Decapitar esa esencia es imposible sin destruir la personalidad de la Internet.
Has creado tu obra:
-ahora la recreas en los directos.
-ahora la expones en una sala.
-ahora la proyectas en un cine.
-ahora la representas en un teatro.
-ahora la recitas.
Publicidad, product placement, subenciones estatales, festivales, premios, certámenes...
Bien, y ahora?
¿hay algo mejor que regalarle tu obra a Internet, para que la long tail de creaciones se configure y todo el mundo pueda disfrutar de lo que creaste? ¿cuál es si no ese, el espíritu de una obra? Hacer que cuanta más gente mejor, tenga la posibilidad de leerla, visionarla, escucharla, sentirla, valorarla, criticarla, aplaudirla...
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